Resumen: |
El deseo que lleva tu nombre propone algunas situaciones para meditar acerca de las relaciones entre la ficción de papel y la ficción de la vida: estamos frente a un autor (Carlos Carrión) que escribe una novela en la que un profesor (Juventino Vargas) escribe una narración sobre un adolescente (Julio Villa) que escribe cartas de amor que no llegan a su destinataria.
Muy pocas veces en la literatura ecuatoriana ha habido una exploración tan sostenida por retratar el contacto corporal de una pareja como lo hace El deseo que lleva tu nombre, que contiene logradas páginas inspiradas en el esfuerzo por escribir lo inescribible, eso que es tan problemático examinar en detalle: el enecuentro carnal de un hombre maduro con una adolescente que, para agravar el hecho, es su alumna.
En esto radica el arte de Carrión: adentrarse de lleno en un territorio que fácilemente llama el moralismo o a la morbodidad, pero que aquí se constituye en unas barandas que nos sostienen en el momento de asomarnos a los riesgos abismales que somos capaces de asumir cuando está de por medio un cuerpo en el esplendor de su entera desnudez. |