Resumen: |
En el consejo de Europa y las Naciones Unidas, según advierte, existe un claro movimiento obolicionista dirigido al convencimiento de los países, a fin de derogar las prácticas o limitarlas sólo a los códigos militares para tiempos de guerra. La lucha resulta exenta de facilidad. La pena de muerte está arraigada -pareciera provenir de una herencia sicológica inconsciente-, y no siempre se está dispuesto a su derogación. Ya se sabe que tarde o temprano será invocada o reinvocada por la opinión pública frente a una ola de delincuencia o un delito garrafal, como si existiera en el hombre el germen de su propia destrucción. |