Resumen: |
Mesurado, amable, reflexivo, la discusión con los compañeros, la conversación con los amigos, las órdenes a los subalternos salían de sus labios en suave sonido, como la tranquila expresión de una inteligencia cultivada, de un criterio recto, de un corazón benévolo, en una palabra, de un alma superior. Dócil, subordinado, desprendido, no arriegó jamás, como subalterno, el feliz éxito de una batalla, empujado por las rivalidades, celos o caprichos, que movían frecuentemente a algunos oficiales voluntariosos, tercos y soberbios. |