Resumen: |
Ayer me pasé casi toda la noche leyendo Crimen y Castigo. Ni Zola, ni Bourget, ni incluso Proust pueden jactarse de conocer tan a fondo la sicología humana. Las reflexiones de Raskólnikov, después de haber cometido el crimen, están escritas con una fuerza tan impresionante que apagué la lámpara y me eché horrorizado a la cama sin poder continuar la lectura. Me invadieron sus pensamientos y me pareció que me volvía maníaco. Es una sicología que rebasa los límites de los sentimientos humanos normales. Dudo que Dostoievski haya sufrido una crisis parecida. Sin embargo, toda la trama de la novela es tan verídica, que no parece inventada. Indudablemente, es una intuición genial, un arte insólito de adivinar los pensamientos humanos. |