Resumen: |
Los miembros de la Congregación General han trabajado con entrega incondicional, consecuencia, sin duda, de la conciencia que tenía de que en ellos toda la Compañia se hacia presente. La tarea que nos aguarda atañe ahora a toda la Compañía. Nuestra responsabilidad consiste en "recibir" los decretos y hacerlos vida en nuestros apostolados, comunidades y en nuestra vida personal. La experiencia nos enseña que el éxito o fracaso de una Congregación General no estriba en sus documentos, sino en las vidas que se inspiran en ellos. Por ello les exhorto de corazón a todos a que lean, estudien, mediten y hagan suyos estos decretos" |