Resumen: |
La novela escrita por Byron Rodríguez Vásconez se lleva bien con el lector. Su prosa fluye sin sobresaltos y permite circular con tranquilidad por un argumento que tiene mucho de obsesivo y delirante. Quizá esta sensación, que ilusoriamente bordea lo ordinario, pueda ser atribuida a que la materia narrativa de Bestiario de cenizas está hecha de historias de amores contrariados, difíciles, condenados al fracaso.
Bestiario de cenizas es, sin duda, una novela de amor, pero también de locura y de muerte. Los amores narrados por Rodríguez no son pasiones cualesquiera: son amores cercados por el desvarío y la destrucción.
Los amores de Isabel y Pepe Igancio, Magacán y la Rosa Mágica, Ángeles y Pantaloni, Fogosito y Lucrecia, el Profeta y Ángeles, están amenazados por la imposibilidad y condenados a la locura y la muerte. El lector está pendiente, página a página, de descifrar los signos del presagio.
Bestiario de cenizas llega fácilmente al público, Su estilo es ágil, preciso, sin pretensiones ornamentales. Sin embargo, no renuncia a la poesía; por momentos, su escritura transita por la estrecha frontera que separa la prosa de la poesía, y lo hace con acierto. |