Resumen: |
Todos saben, sospechan o fingen ignorar que el mundo está cambiando y con toda seguridad cambiará aún más. Las revoluciones que nos han procedido ya han sido asimiladas o integran sólo nuestra memoria histórica, su peligro está conjurado, sus males asumidos. La adhesión a mínimas sectas, a reducciones ideológicas que semejan confesiones, dogmas de una institución que no puede avalarlos, la proclamación del final de los tiempos, o la agorería de nuestro supuesto desastre con respecto a un mundo que sigue avanzando puede extraviar, angustiar, llevar a la indiferencia o encaminarnos a redenciones sin salida. |