Resumen: |
Nadie, jamás, me hizo un homenaje mayor que el que me brindó Hemingway al meterme a mí en esa obra maestra que se llama "El viejo y el mar". Hablar consigo mismo y poderse responder, en una novela, es un reto a la imaginación interior y a la credibilidad del narrador. El viejo Santiago sabe más de sí mismo que del mundo que lo rodea, y por eso se convierte en un referente universal para todo hombre que se cree auténtico. Sobre todo hoy, que la gente anda por la calle y los cafés con ideas prestadas. |