Resumen: |
Las ambiciones nacionalistas, el auge industrial y los avances tecnológicos se conjuraron para poner fin a la Belle Époque con la Gran Guerra (1914-18), que causó 20 millones de víctimas. En la Europa que emergió de la catástrofe, los agrovios territoriales, los rencores de clase y las crisis económicas debilitaron la democracia liberal y alimentaron los totalitarismos fascista, nazi y cominista. Su belicosa actuación, junto con la del agresivo Imperio Japonés, fue el germen de la segunda guerra mundial (1939-45), saldada con la escalofriante cifra de 60 millones de muertos más. |