Resumen: |
Quizá cuando vio la luz en 1976, El desencuentro, de Fernando Tinajero, fue ensalzada. Apoya esta sospecha el premio concedido por la Universidad Central del Ecuador en su concurso de novela, con un jurado compuesto por el uruguayo Mario Benedetti, el profesor español Manuel Corrales Pascual y el novelista ecuatoriano Alfredo Pareja Diezcanseco.
Quizá se haya hablado sobre el carácter testimonual de El desencuentro, con su catálogo de inquietudes existenciales de la generación del autor. Tal vez se haya rememorado el cariz de los días de engagement, de los difusos límites entre lo privado y lo político, entre el arte y la realidad, de los días en que el compromiso político sentenciaba una encrucijada moral con el destino del mundo. Tal vez se hayan advertido los matices de la efervescencia cultural de la izquierda ecuatoriana de las décadas del 60 y 70.
Comprensible es que se haya visto en esta novela una renovación moderna y urbana frente a la deprimida narrativa de los 40 y 50. |