Resumen: |
En Julio de 1975, mientras espera un diagnóstico médico internado en una habitación del Hospital del Seguro de Cuenca, escuchando día y noche la Misa de Réquiem de Verdi en un radiocasete, un muchacho de 28 años llamado Jorge Dávila Vázquez escribe durante quince días el primer borrador de María Joaquina en la vida y en la muerte...
Estamos ante una novela inspirada en personajes y sucesos de un capítulo de nuestra historia republicana, pero tratados con la libertad que demanda la ficción, universo autónomo por excelencia, donde personas y circunstancias son meros pretextos para la realización del proyecto estético.
Novela vocal, coral, polifónica, orquestal, María Joaquina es, por donde se la mire, o por donde se la escuche -que es a lo que invita y llama antes que a la pura lectura-, una sensual y deliciosa ópera neobarroca.
El discurso narrativo se sostiene en artificios retóricos literarios (estilo indirecto, monólogo interior, alusiones, enumeraciones, acumulaciones, hipérboles, reiteraciones, símiles, metáforas), teatrales (la puesta en escena), como en un procedimiento que, teniendo su origen en la novela y la ópera decimonónicas, lo popularizará el cine: el montaje paralelo o simultáneo. |